Las bacterias que ocultan las máquinas de cápsulas de café
Científicos del Instituto Cavanilles de Biodiversidad de la Universidad de Valencia descubren patógenos en los recipientes donde se acumulan las cápsulas del café que podrían ser dañinos para la salud

Al glamouroso sistema de café de las máquinas Nespresso le ha salido un pero. No tiene que ver ni con el precio ni con el sabor de su producto. El fallo está en su diseño, irreprochable desde el punto de visto estético, aunque demasiado atractivo para las bacterias que lo colonizan. Científicos del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia han identificado, por primera vez, bacterias patógenas en la bandeja donde caen los restos de café que podrían ser dañinas para el ser humano.
La investigación, que se publica en la revista «Scientific Reports», deja claro que beber el café Nespresso no comporta ningún riesgo para la salud. El problema está en la manipulación del receptáculo donde se acumulan las cápsulas ya utilizadas, la zona donde va goteando el café y se acumula una pequeña cantidad de agua. «Si al abrir el compartimento para tirar las cápsulas utilizadas no nos lavamos las manos podemos contaminarnos y en el peor de los casos tener problemas digestivos y diarrea. Es como si al tirar una comida en mal estado que hemos sacado de la nevera siguiéramos manipulando alimentos sin lavarnos previamente», explica Manuel Porcar, uno de los firmantes del estudio. «Yo utilizo estas máquinas. Tengo una en el laboratorio, a 50 centímetros de donde estamos hablando, y otra en mi casa y seguiré utilizándolas. Lo que he aprendido es que requiere una limpieza y un mantenimiento frecuente», advierte.
Este es el mensaje que el laboratorio de Porcar ha trasladado a la compañía Nespresso, para que informe a los clientes de la necesidad de limpiar con frecuencia los recipientes que acumulan cápsulas de desecho y también bacterias patógenas. Es difícil establecer una pauta de limpieza, aunque en el departamento de Biología Evolutiva donde se ha realizado el estudio han empezado a limpiar los recipientes una vez a la semana. «Creemos que bastaría con esa frecuencia y con un estropajo con agua y jabón o con lejía. «No es suficiente aclararlo», apunta.