jueves, 24 de abril de 2014

Dos tazas de café al día reducen el riesgo de diabetes tipo 2

DÍA 25/04/2014 - 01.57H

Cambios en el hábito del consumo de café pueden afectar en el riesgo de diabetes tipo 2 en un período relativamente corto de tiempo

Dos tazas de café al día reducen el riesgo de diabetes tipo 2
FOTOLIA
El café puede ser una buena ayuda para prevenir la diabetes
Beber más café diariamente puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2. Un estudio de la Escuela de Harvard de Salud Pública ha visto que las personas que aumentaron la cantidad de café que bebían todos los días en más de una taza durante un período de cuatro años tenían un riesgo un 11% más bajo de padecer diabetes tipo 2 que aquellos que no realizaron cambios en su consumo de café. Además, el estudio muestra que aquellos que disminuyeron su consumo de café en más de una taza al día incrementaron su riesgo de diabetes tipo 2 en un 17%.
«Nuestros resultados confirman los de estudios previos que mostraron que un mayor consumo de café se asociaba con un menor riesgo de diabetes tipo 2», señala Shilpa Bhupathiraju , autor principal. En su opinión, lo más importante es que estos datos «proporcionan nuevas pruebas de que cambios en el hábito del consumo de café pueden afectar en el riesgo de diabetes tipo 2 en un período relativamente corto de tiempo».
Los investigadores, cuyo trabajo se publica en «Diabetologia» analizaron datos sobre el consumo de café con cafeína y descafeinado y de té con cafeína en 48.464 mujeres que participaron en el Brigham and Women Health Study, en 47.510 mujeres del Nurses Health Study II y sobre 27.759 hombres que participaron en el Health Professionals Follow-up Study. Los participantes rellenaron un cuestionario cada cuatro años sobre su dieta. En total se identificaron 7.269 casos de diabetes tipo 2.

Un factor más

Los resultados mostraron que los participantes que aumentaron su consumo de café en más de una taza al día durante un período de cuatro años vieron reducido su riesgo de diabetes tipo 2 en un 11% durante los siguientes cuatro años en comparación con los que no había realizado cambios en el consumo de café. Sin embargo, aquellos que redujeron su consumo de café a diario en más de una taza (incrementaron su riesgo de diabetes tipo 2 en casi un 17 %. Por otro lado, los cambios en el consumo de café descafeinado y el de té con cafeína no modificaron el riesgo de diabetes tipo 2.
«Estos resultados demuestran que, para la mayoría de la gente, el café puede ser beneficioso para la salud», afirma Frank Hu, autor principal del trabajo. Ahora bien, añade, «el café es sólo uno de los múltiples factores que influyen en el riesgo de diabetes. Más importante aún -subraya-, es que se controle el peso y se practique ejercicio».
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sábado, 19 de abril de 2014

Día 19/04/2014 - 01.37h

El control del gasto hace que el 40% prefiera menú cerrado

Un 22% de los españoles renuncia a café y postre fuera de casa para rebajar la cuenta
Comer fuera de casa ya no es lo mismo que antes de la crisis. Aún así, a los españoles les gusta hacer vida fuera de casa, aunque en estos últimos años la actitud de ahorro y la tendencia al consumo en casa ha sido una constante para adecuar el bolsillo a la economía doméstica.
Esta tendencia afecta principalmente a la hostelería, ya que un estudio realizado por la consultora Nielsen sobre los hábitos de consumo de los españoles, se pone de manifiesto que un 22% tiende a suprimir café y postre cuando sale a comer fuera para así rebajar la cuenta.

«Hipersensibilidad» al precio

Además, esa actitud de ahorro heredada tras más de seis años de crisis económica tiene visos de haberse convertido en un hábito, ya que un 35% de los españoles reconoce acudir a establecimientos más económicos cuando se trata de consumir fuera de casa. Estas afirmaciones casan a la perfección con otros datos del estudio de Nielsen en los que se asevera que el 90% de los ciudadanos tiene«hipersensibilidad» al precio.
Para controlar el gasto y no asustarse a la hora de recibir «la dolorosa», un 40% de los participantes en el estudio de Nielsen asegura pedir menú cerrado en vez de consultar la carta. Este hecho explica la caída del consumo en la hostelería desde 2008 donde disfrutar de una buena comida y tapeo fuera de casa es consustancial a nuestra cultura pero, eso sí, reduciendo desde hace tiempo el ticket medio por comensal.

Pagamos más por lo ecológico

Pese a la evidente actitud de ahorro e hipersensibilidad al precio de los españoles, existen otros segmentos que parecen inmunes a la economía. Uno de ellos es el de los alimentos saludables ya que, según Nielsen, un 10% de los españoles compra más productos ecológicos que hace un año a pesar de contar con un precio más elevado.
Según el director general de Nielsen para España y Portugal, Gustavo Núñez, «es habitual encontrar en la mayoría de los supermercado españoles lineales ya dedicados a este tipo de productos y los mercados de proximidad, ecológicos y artesanos empiezan a ser habituales en las ciudades españolas, si bien todavía estamos alejados de los países de nuestro entorno, pese a ser uno de los principales productores de esta categoría».
Tal es así que cada vez más ciudadanos están dispuestos a pagar por un producto ecológico «lo que cueste o incluso si cuesta mucho más». Esta moda por lo sostenible y lo saludable se extiende también al uso de bolsas ecológicas. Así el 77% de los consultados reconoce ya utilizarlas en sus compras habituales.
El vaso de café que se coló en «Juego de Tronos»

El vaso de café que se coló en «Juego de Tronos»

Un avispado televidente caza un divertido gazapo en la serie de la HBO
Día 18/04/2014 - 22.03h
Un fan de Juego de Tronos ha descubierto un gazapo en el último y polémico capítulo de la serie, El león y la rosa. Se trata de una incongruencia en uno de los personajes, Jaime Lannister, que sostiene en una de las tomas un vaso de café.
El gazapo es doble porque, además de no casar con las majestuosas copas metálicas con las que se sirve el vino en la conocida como Boda Púrpura, el Lannister sostiene el envase con su mano derecha, que en teoría fue mutilada durante la tercera temporada.
El error pasa desapercibido y solo unos ojos muy atentos pueden darse cuenta de él. Aparentemente, el plano debería haber sido cortado pero la presencia del enano Tyrion en la imagen obligaba a que el resto de personajes aparecieran de cintura para arriba para no decapitar al más bajito de los Lannister en pantalla.

martes, 15 de abril de 2014

El café jabana de Jartum nada tiene que ver con los expresos de Italia o con los negros de Colombia.
Ximena Maier
El calor te envuelve en Jartum como si fuese un albornoz, pero lo que te despierta, y no sé si también aviva el seso, es el jabana, el maravilloso café sudanés servido en cualquier rincón a la sombra donde una señora pone unos escabeles para los parroquianos. Se toma el café en dedales y queriendo haces que te pongan en la mesita liliputiense un sahumador con resinas perfumadas, mirra me parece detectar entre ellas. Respecto al café, nada tiene que ver con los expresos de Italia o con los negros de Colombia. El café sudanés lleva pimienta. Con eso vas bien servido. Otras veces, además, ¿era jengibre lo que te daba un latigazo aparte del cardamomo?
He ahí un señor café, el jabana de Jartum, sin desmerecer a otros de Eritrea o de Yemen también llenos de especias. El sudanés te cuesta dos libras, unos veinte céntimos de euro. Así que con un café con pimienta, y luego otro, no te puedes quejar de Jartum, sin viento, sin lluvia, sin las crecidas del río que se dan en verano. Todo es tan suave como ver el encuentro del Nilo Blanco y el Nilo Azul. Cuántas veces no te habrás topado con esos nombres que llenan los relatos de Baker, de Burton, de tantos y tan verídicos cronistas. Por fin has llegado a Al Jartum, “trompa de elefante” en árabe, comprobando cómo el agua ancha y gris del Nilo Azul (el que nace en torno al lago Tana de Etiopía) cruza la capital sudanesa con su andar majestuoso, mientras, escorado a su izquierda, fluye el Nilo Blanco, el que nace en el lago Victoria. O más allá, en un enigma revisado en el año 2006 por McGrigor y otros británicos, que se arrogaron haber añadido 107 kilómetros al río Nilo haciéndolo nacer en la selva ruandesa de Nyungwe. De momento, el Nilo tendría 6.853 kilómetros, de sobra para ser el más largo del planeta.
Pues bien, fuera de timbales y alharacas, los dos Nilos se juntan en un lugar de Jartum llamado Al Mogran, es decir, La Confluencia. Y se ensamblan sin choques ni espumas, sin generar colores, ni nada parecido al encontro das aguas del Solimoes (Amazonas) y el río Negro en Manaus. La de Jartum es una transfusión incolora, indolora, inodora, silenciosa. Sin crear remansos, rectificaciones, ni caracoleos, los dos ramales forman el caudal del Nilo, el Nilo a secas, se podría decir, y así va lamiendo el siguiente tramo de la ciudad, el de Ondurman, donde puso su capital el Mahdi y su sucesor, el califa Abdulah. Esa es la otra parte de la historia, y la que llena de orgullo a los sudaneses, pese a que el movimiento mahdista acabase derrotado por Kitchener y el país quedara en manos directas inglesas más de medio siglo.
La historia de Gordon Pachá, el gobernador de Jartum, asociada al asedio de la capital y a su propia muerte, es la que descuella en la memoria lectora al visitar la capital sudanesa. Unos lo tienen almacenado en el disco duro del cerebelo (si no en el hipocampo) gracias a la película Khartoum(1966), de Basil Dearden, que tiene toda esa ingenuidad de los blancos contra los negros, los cristianos contra los musulmanes, y demás clichés, pero que para que triunfe lo primero tiene el problema de que el sutil Laurence Olivier (en el papel de Muhammad Ahmed, el Mahdi) es más convincente que el leñoso Charlton Heston (que encarna a Charles Gordon). La figura de Gordon de Jartum, y su muerte en las escaleras del palacio del gobierno, tuvieron tintes de tragedia de Shakespeare. Se le llegó a comparar con un San Jorge. La prensa inglesa gritaba en sus titulares: “¡Salvad a Gordon!”, para que el gobierno enviase tropas y le librara del sitio de Jartum. Se hizo, pero demasiado tarde. La avanzadilla de la expedición de rescate llegó el 28 de enero de 1885, dos días después de que a Gordon le hubiesen alanceado, zaherido, escarnecido y cortado la cabeza.
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